domingo, 11 de septiembre de 2016

MISERICORDIA A TRES BANDAS

El pasaje del Evangelio de hoy nos habla de tres parábolas de misericordia: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo.
Estamos empezando el curso y la gran mayoría lo hacemos con las pilas bien cargadas y con ganas porque hemos podido descansar y disfrutar de las vacaciones.
Pero resulta que sabemos que muchas veces no será nada fácil, que encontraremos muchos obstáculos y que cometeremos algún que otro fallo, algún que otro error... A veces queriendo y otras sin querer.
Pero también sabemos que se nos presentarán ocasiones de cambiar, de pedir perdón, de corregir lo que hemos hecho mal y de comenzar de nuevo.
Para eso hace falta aceptar las correcciones y los consejos que nos den para ello. Lejos de ser un "Me tienen manía" son demostraciones de que nos quieren y se preocupan por nosotros, dándonos nuevas oportunidades.
Ahí están las Olimpiadas y las Paraolimpiadas, de las que hemos hablado, para demostrarnos que esos atletas han tenido que aceptar correcciones, consejos, llamadas de atención... cuando lo han necesitado para llegar a poder competir en ellas.
Y en nuestra vida cristiana, lo mismo y con más razón. Muchas veces, el orgullo y el egoísmo se adueñan de nosotros y no hay quien nos haga cambiar.
Pero, ahí está Dios dándonos siempre nuevas oportunidades y alegrándose un mogollón cuando abandonamos nuestra cabezonería y volvemos a redil de su amor y de su misericordia.
Redil no se refiere aquí al lugar vallado para guardar ovejas, que es lo que significa esta palabra, sino, en este caso, a los brazos de Dios, que nos abrazan, acogen y protegen, sin vallar nuestra libertad.
Estas parábolas de la misericordia nos hablan de AMOR, de ALEGRÍA, de NUEVAS OPORTUNIDADES... Pero también son una invitación a ser a ser tan misericordiosos con los demás como queramos que lo sean con nosotros y a ser MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE con los demás, con nosotros mismos y con el mundo.
Son una llamada a ser atletas de la misericordia de Dios para con todos y par con todo. Jesús está ahí con nosotros para enseñarnos y apoyarnos.



No hay comentarios :

Publicar un comentario